viernes, 29 de septiembre de 2017

Por qué llevo tanto sin escribir ¿Te quedas?

Aproximadamente por estas fechas hace un año, iniciaba el que yo no sabía que sería mi penúltimo vuelo a Madrid desde Santiago de Chile. Cómo ha llovido desde entonces. Poco después (cosa de dos meses) escribía el post inmediatamente anterior al que estáis leyendo y desde entonces, apagón. Hasta ahí los hechos.

Lo primero que quiero es pediros disculpas por haberos tenido abandonados durante este periodo de tiempo. No es la primera vez que estoy un tiempo considerablemente largo sin escribir, pero esta vez yo me había comprometido conmigo mismo y con el Blog en revitalizarlo de alguna manera y al fallarle, siento que os he fallado a vosotros, a los lectores, que increíblemente seguís acudiendo una y otra vez a los posts ya escritos. Cuando empecé esta aventura, nunca supuse que este tema despertara tanto interés.

En toda disculpa que se digne a serlo, debe estar implícita una explicación. La mía no es otra que el cambio ha sido duro y difícil. Mucho. Sorprendemente difícil. En lo profesional, haciéndote a nuevas formas y culturas de trabajo a las que ya no estabas acostumbrado y en lo personal, en lo complicado que es sentirte un poco extraño en tu ciudad, algo más lejos de tu gente, aunque ahora, con el tiempo, ese efecto se ha ido diluyendo. En ambos aspectos.

La verdad: no estoy tasando. Sigo relacionado con las tasaciones pero a otro nivel. Nivel operativo. 


Cuando alguien me ha preguntado (dos o tres veces a lo sumo) qué hace falta para escribir un blog, yo siempre he contestado, entre otras cosas, que hablar de lo que uno sabe. Que ahí fuera hay gente muy buena haciendo lo mismo que tú y mejor que tú y que mejor no pasarte de listo. Eso me ha creado un conflicto interno, tengo que reconocer, porque la verdad es que yo, ya no taso. Ni valoro, como hacía en Chile. Mi carrera me ha llevado a una faceta profesional que cuando llegué a España sabía que me iba a dar problemas, porque ya lo había tocado, que me los dió, pero que se ha convertido en motivo de orgullo y satisfacción, como diría Su Majestad, para mi sorpresa. ¿Quién me lo iba a decir...? Así que si no taso ni valoro, ¿cómo puedo seguir con este Blog?

Estoy metido en Operaciones. Tengo que hacer lo que pueda para asegurar que el flujo del proceso desde que el tasador envía su informe hasta que le llega al cliente corra sin interrupciones importantes. En concreto, me dedico a llevar al equipo de supervisión de la compañía. Así que sí que tengo que ver con la tasación, pero desde otro ángulo. Ya no estoy en terreno (hace años que no estaba), sino que veo la tasación desde sus tripas. Desde dentro del negocio. Porque la tasación es una industria. Y está bien que sea así.

Me dedico a analizar las necesidades de mi empresa, en su patita de Tasaciones; a estudiar los procesos, los plazos, a medir (que sabéis que me encanta), a alinear esas necesidades con las del cliente (que siempre son dos: calidad y plazo) y pulir, corregir y enmendar lo que sea que nos esté impidiendo cumplir. Y vuelta a empezar, porque esto no se acaba nunca (algo que uno tiene que aprender también o se encuentra llevando el trabajo a casa y respondiendo mails a las dos de la mañana).

Así que de aquí a un tiempo indefinido, mis posts van a tener que ver más con otras cosas que con la tasación en sí. Siempre van a estar referenciados a la tasación, que es el mundillo en el que me muevo, pero voy a hablar de cosas distintas, desde el enfoque interno de la compañía. De cómo funcionan las empresas, de las herramientas que tenemos que usar, de las que nos gustaría usar, de la gestión de equipos, de personas y recursos, de liderazgo. De todas esas cosas que pasan tras bambalinas y que uno da por sentado que siempre van a funcionar, pero no se da cuenta de que conllevan muchísimo trabajo para que funcionen.

Si solo te interesa la tasación, ya te digo que de aquí en adelante poco vas a encontrar en Blog de Tasadores, pero si lo que quieres es entender mejor este mundo, esta industria o sector y ver más allá de la valoración, o la tasación, sí que puedo ofrecerte cosas. Yo creo que va a ser interesante. Y debe ser así, porque cuanto más entiendas las necesidades de tus clientes (y para un tasador externo, las sociedades de tasación son sus clientes), mejor producto podrás ofrecer.

¿Te quedas?

miércoles, 21 de diciembre de 2016

De vuelta a casa

Hace casi cuatro años llegué a Chile con unas cuantas maletas, muchas incertidumbres y un proyecto que cumplir. Recuerdo perfectamente aquel viaje, con un par de señoras en mi vuelo que no dejaban de llorar (vete a saber por qué motivo) y de decir lo desgraciadas que eran por tener que volver al que entonces era mi destino, lo que no ayudaba demasiado a mi moral, y de las sensaciones al ver por primera vez la ciudad de Santiago. Recuerdo que al poco tiempo de llegar ya era consciente del desconocimiento tan profundo que de América Latina se tiene desde España, aunque nos creamos que no es así. Recuerdo lo duros y emocionantes que fueron aquellos primeros días.

Luego mi época en Tinsa, la confianza que se depositó en mí y el transcurso de cómo fue aquel proyecto, con sus altos y sus bajos, pero siempre con muchas ganas de hacer cosas bien. Recuerdo la satisfacción que sentí el día que tuve la sensación de que el trabajo ya estaba hecho.

Recuerdo cuando CBRE me contactó y las tropecientas entrevistas que me hicieron, entre ellas cuando conocí al que sería mi jefe directo, Francisco, y que pensé que ese sería el nuevo tipo al que iba a tener que soportar. Recuerdo la sensación de alegría al enseñarle a mi mujer la carta oferta y la del momento en que la firmé, sabiendo que parte de mis objetivos en Chile se cumplían. Recuerdo el primer día de oficina, cuando Nicolás Cox, Director General, al que yo no conocía en persona y con quien coincidí en el ascensor, tuvo la deferencia de acercarse a mí al verme despistado, saludarme por mi nombre (!) y acompañarme a mi nuevo puesto. Recuerdo que sentí que aquel sitio era diferente.

No olvidaré a mis compañeros, empezando por el tipo aquel que os dije que iba a tener que soportar todo ese tiempo, Francisco, y que se convirtió no sólo en un gran compañero de trabajo, sino en un gran amigo, ni las risas incluso en los momentos de presión junto al otro miembro del equipo, Sebastián, y el resto del equipo de Research, con los que trabajamos codo con codo. No olvidaré ni al Instant Gratification Monkey ni al Panic Monster. Ellos saben.

No olvidaré las conversaciones con los brókers mientras me ponían al día del mercado, o los buenos momentos (algunos duros, pero siempre buenos) con la gente de Capital Markets atendiendo clientes y trabajando con ellos. Ni los que pasé con la gente de Asset Management para consultarles sobre las sensaciones de sus clientes o cómo gestionaban este o aquel activo. Tampoco el sentimiento de cierto orgullo cuando llegaba a un edificio y veía que estaba gestionado por CBRE a través de su equipo de Property Management. No olvidaré los bombones y chocolates que "tomaba prestados" del equipo de Project Management (gracias chicas) mientras me contaban lo duro que es conseguir que las obras salgan de forma óptima para el cliente.

Pero sobre todo, no olvidaré que disfruté en esa casa. Que lo pasé muy bien y que ha sido un tiempo maravilloso.

Gracias CBRE Chile.

Hola CBRE Madrid.

jueves, 18 de agosto de 2016

El día que la lluvia cambió los precios

Las obras del enlace de la costanera junto al río Mapocho
En el noroeste de la ciudad de Santiago de Chile se está construyendo un inmenso enlace que une la autopista costanera con un montón de vías más. Es una obra gigante. La costanera va casi paralela al río Mapocho. Al otro lado, también paralelo al río, se localizan un montón de edificios residenciales y de oficinas.

El río Mapocho engaña. En verano lleva un caudal de risa pero cuando llueve, aumenta peligrosamente. No tanto por la lluvia en sí sino porque los Andes están muy cercanos a la ciudad (en la foto se puede ver ésto) y allí las precipitaciones si son considerables. Santiago no es una ciudad preparada para desalojar grandes volúmenes de lluvia y cada año, las calles se convierten en ríos que los peatones tienen que sortear si quieren llegar medianamente secos a sus destinos. El pasado 15 de abril, viernes, empezó a llover. El lunes por la mañana aún llovía. En lugares como Vigo o Madrid esto no deja de ser una anécdota. En santiago es un problema. Un problema gigante.

El Mapocho desbordó, inundando una serie de edificios y centros comerciales.

El caudal del río empezó a aumentar hasta niveles que no se habían registrado en cien años, lo que se juntó con las obras de la costanera, provocando un desvío en el curso de agua que inundó las obras y los pisos subterráneos de las torres de oficinas que hay pegados a su orilla y de los más próximos ya dentro de la ciudad. Hasta cinco sótanos anegados. Incluída maquinaria, generadores y todo lo que hacía funcionar el edificio. Pérdidas millonarias y varias torres de oficinas inutilizadas por no menos de seis meses. Todo a la porra.

Los inquilinos de los edificios tuvieron que poner en marcha un plan de acción para buscar nuevos espacios en los que alojar a sus empleados. Decenas de empresas, muchas del tamaño de bancos internacionales o compañías telefónicas, buscando sitio desesperadamente y anunciando a los dueños de los edificios que ellos no se harían cargo de los arriendos mientras las propiedades no se pudieran utilizar (lógicamente). En las mesas de los abogados se acumulan las demandas cruzadas (ver aquí, aquí o aquí). Los inquilinos a los dueños, éstos a la empresa adjudicataria de las obras de la costanera, los que denunciaron a la constructora y ésta, al gobierno. Un lío.

Ahora, cuatro meses después del "apocalipsis", las cosas están más calmadas (las denuncian siguen, eso sí), pero el comentario general entre los corrillos del sector es que esos edificios ya no los quiere casi nadie. No los queiren los inquilinos y los dueños no los van a poder vender en el corto o medio plazo en los precios que quisieran. Aunque es muy poco probable que un incidente así pase, es inevitable que la gente piense que esos edificios ya se inundaron. Y podría volver a pasar, a pesar de los esfuerzos y del buen trabajo de los gestores de estas propiedades. Quién sabe cómo acabará eso.

En definitiva, el valor de esas propiedades bajó por un hecho puntual, aunque el descenso de rentas ha sido progresivo en los últimos meses y nadie se atreve a cuantificarlo. El Mercado dirá. Mientras tanto, los edificios que no se inundaron, ganaron al menos "algo de prestigio". No se puede decir que subieran los precios, o no lo hemos notado, porque la situación del mercado no da para tanto, pero "ganaron puntos" frente a sus competidores y esos puntos se verán reflejados en el tiempo. También será el Mercado el que sitúa a cada uno en su sitio.

Es la primera vez que me enfrento a un hecho así (por suerte, como observador, ya que no tengo nada que ver con ninguna de esas propiedades). El que de un día para otro, una propiedad buena, que funciona bien, que tiene un valor, lo pierde por algo ajeno a ella de una forma tan abrupta. No estamos hablando de un deterioro del entorno, progresivo en el tiempo, si no de algo que sucede en uno o dos días. ¿Y qué podemos aprender? Primero, algo que en los negocios todo el mundo dice pero nadie está dispuesto a reconocer: que no hay nada seguro ni garantizado. ¿A partir de ahí? A mí, como tasador, que es imposible predecir el futuro (me sigo acordando de la Kh del Banco de España y me sigue dando la risa) y que por ello, necesitamos poner un montón de "disclaimers" en nuestros informes. Y que intentar prever todo lo que puede pasar a un activo que tasamos está fuera de nuestro control, además de ser una absoluta pérdida de tiempo.

jueves, 7 de julio de 2016

Valoración de oficinas. Rehabilitación. Qué cuenta y qué no.

A la hora de valorar oficinas, uno se va a encontrar con un tremendo problema que suele llevar a un embrollo terrible cuando es completamente inecesario y que se debe saber manejar para llegar a un valor correcto. Es el problema de la rehabilitación y sus costos asociados. La pregunta es si se deben considerar en la valoración y cómo pueden llegar a afectar a mi modelo de cálculo.

Una oficina normalemnte se entrega habilitada, es decir, con suelo, techo e instalaciones mínimas. La rehabilitación (las divisiones verticales, las terminaciones, la calidad de la pintura, el tipo de suelo, vinilos y demás) es cosa de cada inquilino, ya que cada uno va a adaptar el espacio a sus necesidades. Una consultora puede trabajar perfectamente en "open space", sin muros ni tabiques, pero un despacho de abogados necesita espacios compartimentados para salvaguardar la privacidad de los clientes. Es decir, que por muy bonita que dejes tú la oficina, lo más seguro es que el siguiente que venga, lo tire todo abajo para construir su propio espacio de trabajo.

Primero: ten claro lo que estás valorando. Objeto de valoración.

Como tasador, tú valoras el activo inmueble. La propiedad. El "real estate". Nada más. Te lo pongo fácil: la valoración de oficinas se hace considerando su estado "en bruto". Si tu valoración va a seguir la normativa RICS, debes definir el "Objeto de valoración", es decir, qué estás tasando. Hacer una descripción lo más detallada posible de ese objeto de valoración ayuda mucho.

Segundo: ten claro para qué valoras. Finalidad de Valoración.

Tener claro el punto de vista desde el que uno tasa es fundamental y ya hemos hablado de ello en el blog. Como tasadores, debemos situarnos en una posición objetiva, de mercado, como si fuésemos cualquiera menos el comprador o el vendedor y a partir de ahí, asignar costes y valores a unos y otros.

El tasador (o el valorador) debe tener siempre un esquema mental en el que se posicione su trabajo y según el cual se van a considerar las variables del problema de una forma o de otra. ¿Cuál es tu escenario? ¿Tienes que hacer una Valoración concreta y específica que responde a unas necesidades particulares de tu cliente (y que conllevan un montón de condicionantes, supuestos y disclaimers) o es valoración a mercado (hablamos de la diferencia en el ultimo post (http://blogdetasadores.blogspot.cl/2016/06/valoracion-vs-tasacion.html)? ¿Analizas una inversión concreta, de un inversor concreto, o tasas a mercado, para un tercero cualquiera? El tasador debe saber responder claramente a esta cuestión y comprender las consecuencias que su respuesta implica. No es algo trivial. RICS (de nuevo) obliga a establecer en cada informe lo que denomina "Base de Valor" en la que se debe esclarecer este supuesto, así como a definir para quién es el informe y cuál es la finalidad concreta del mismo, de forma que el mismo informe puede no valer para dos personas diferentes o dos usos distintos.

Debes distinguir claramente qué papel asume el propietario del inmueble y qué papel asume el arrendatario. Quién paga cada cosa.

Ten claro cuál es la práctica habitual de mercado

Las valoraciones de oficinas suelen hacerse (entre otros métodos) mediante la Aproximación al valor por Ingresos generados. Cuando se alquila un espacio de oficinas, existen tres casos que se dan en el mercado que debemos entender, diferenciar y tratar debidamente en nuestros cálculos:

Habilitación

Cuando la propiedad está en bruto (obra gruesa, core and shell, o como quieras llamarlo) el inquilino debe habilitarla, es decir, dotarla de las mínimas utilidades para su correcto funcionamiento (instalación eléctrica, acondicionamiento, etc.). Pero que quede claro: es un costo del arrendatario, no del arrendador. Lo que sí es cierto es que, como se trata de inversiones importantes de dinero (cuesta mucho más montar un aire acondicionado que pintar un pladir), los dueños de los inmuebles (los arrendadores, normalmente nuestros clientes) financian una cantidad a un interés determinado, generalmente a mercado y la cuota se agrega a la renta base.

Se agrega, pero no es la renta base.

Si te dicen que un arrendador está pagando 30 €/m² por su oficina, pero incluye financiación por habilitación, entonces es probable que esté pagando 25 €/m² por la oficina y 5 €/m² por la financiación de esa habilitación. Pero la oficina se valora en 25 €/m².

Traducción: por un lado está el valor del activo y por otro la cuota del préstamo. Son cosas distintas. Si consideras esa financiación, estás sobrevalorando el activo.

O dicho de otra forma: si la oficina la ocupara un inquilino que puediera pagarse su propia habilitación, ¿la oficina valdría menos? ¿Verdad que no?

Rehabilitación

Es el caso de las oficinas de "segunda mano". A una oficina usada llega un nuevo inquilino que requiere un nuevo "layout" (distribución -perdóneme el Académico-). Por lo general, en este caso el dueño no financia ni paga nada. Pero lo que sí se hace, es otorgar varios meses de "free rent", es decir, dejas que el inquilino realice sus obras sin cargarle ningún canon durante esos meses. Esto si es una práctica muy habitual de mercado y debe considerarse. Si consideras que tu inquilino genera rentas desde el primer día, estás sobrevalorando el inmueble.

Traducción: hay meses sin ingresos.

Allowances

Los "Allowances" son regalos. Incentivos para captar inquilinos. El dueño da una cantidad de dinero al inquilino para que compre muebles o cambie puertas o lo que quiera. No son casos generales, sino que particularmente se hace con clientes especiales (casos concretos, empresas internacionales de gran prestigio). Suele darse cuando el dueño quiere llenar su propiedad rápidamente (por ejemplo, en el caso de un edificio vacío, se incentiva la ocupación por parte de una empresa de prestigio que sirva para atraer a otros inquilinos, que por supuesto, no tendrán esos "Allowances").

Traducción: o lo consideras si tienes la certeza de que va a ocurrir (valoración concreta) o lo ignoras porque en mercado no es práctica habitual. En cualquier caso, si no lo vas a considerar (lo normal), deberías cubrirte con un "Credit Loss", ya que en sí, un "Allowance" es un flujo negativo para el dueño (un "Credit Loss" es un porcentaje de renta considerado "no recuperable", es decir, un impago hipotético (es una medida conservadora) (suele ser un 1%, depende del mercado, del inmueble y de las condiciones crediticias de los inquilinos))

Resumen

Las ofcicinas las vas a valorar, segurmaente, por flujo y éste debe considerar las condiciones de mercado antes descritas. No te dejes equivocar por cuotas que incluyen una financiación escondida. La financiación no es parte del inmueble. Es otra cosa. Y no te olvides de considerar meses de "free rent", porque es algo que es habitual en el mercado y sí debe considerarse. Recuerda que el resultado de un flujo depende de la distrubución de gastos e ingresos en el tiempo y debes hacerlo correctamente.

Disclaimer

Me doy cuenta ahora que este blog es mundialmente conocido... La fama es así. Me gustaría matizar que lo arriba expuesto puede cambiar dependiendo del mercado en el que se esté trabajando. A lo mejor, en Argentina o Rusia los Allowances son práctica común de mercado y si deberían ser considerados, o puede que en México no haya renta libre (lo dudo, pero puede ser). Conocer el mercado en el que se opera es fundamental para tasar correctamente.

jueves, 2 de junio de 2016

Valoración vs tasación

De vez en cuando, entre charlas de amigos o conversando con clientes, alguien me pregunta cuál es la diferencia entre valorar y tasar.

Según la Real Academia Española, valorar es señalar el precio de algo, reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de alguien o algo, valorizar (aumentar el valor de algo) o determinar la composición exacta de una disolución.

Por el contrario, tasar es fijar oficialmente el precio máximo o mínimo para una mercancía, graduar el precio o valor de una cosa o un trabajo o restringir el uso de algo por prudencia o tacañería.

Según lo entiendo yo, valorar sería dar una cifra y tasar sería hacerlo oficialmente.

Esto implica que las tasaciones deben estar regladas y las valoraciones no tienen por qué estarlo. Por eso los bancos piden tasaciones y no valoraciones, cuando tienen que otorgar hipotecas que están sometidas a la regulación de los Bancos Centrales.

De estas definiciones se entiende que una valoración admite suposiciones más flexibles que una tasación.

Curiosamente, después de hablar con mucha gente de distinta posición, en el mundo inmobiliario es bastante común encontrar que se ve la profesión del tasador como lo menos selecto y menos preparado del sector. Os podéis imaginar que no emplearon precisamente esas palabras. Esto parece contradecirse con lo anterior, ya que uno puede esperar que lo reglado y auditado ofrezca mayor calidad que lo que no lo está (aunque si lo esté, no lo está tanto).

La principal crítica viene porque al tasador se le achaca que no comprende el negocio inmobiliario que está tasando. Es cierto que una valorización requiere entender perfectamente los flujos que se producen y se van a producir en el inmueble y eso requiere tener un alto conocimiento de la operativa del negocio que en él se desarrolla.

La formación requerida para tasar (arquitectos, ingenieros...) no ayuda tampoco a que el tasador esté predispuesto a adoptar esta mirada financiera. Y la mayoría de los profesionales que se centran en la valoración vienen de las ramas económicas del conocimiento. Ambos intentan de alguna manera "barrer para su casa", cuando la verdad es que la valoración de inmuebles es un campo híbrido entre unos y otros.

También es cierto que la masificación hace que el nivel de preparación de los técnicos no sea del todo homogénea, aunque las empresas tasadoras se esfuerzan por crear programas de formación para ellos.

De la misma manera, hay que tener en cuenta que los plazos que se ha autoimpuesto la industria tasadora, cada vez más cortos para ser más competitivos y que suelen conllevar penalizaciones a los tasadores si no se cumplen, no ayudan a que haya un trabajo de investigación profundo. Si bien también hay plazos para las valoraciones, lo cierto es que el profesional que las realiza tiene mucho más tiempo para dedicar en exclusiva a un solo activo o cartera de activos, lo que le permite llegar más en profundidad al entendimiento de los flujos.

La tasación engloba muchos aspectos que para la valoración no son trascendentes, cuando sí que lo son. Y al revés también. Un determinado diseño arquitectónico puede repercutir en las rentas percibidas (no lo estoy suponiendo, sé que es así porque me he encontrado con varios casos), o una determinada tipología constructiva puede influir en los flujos (por mantenimiento, por ejemplo). De la misma manera, no es que las valoraciones estén hechas sin ningún criterio. La mayoría de las empresas que valoran (y cada vez más las que tasan) siguen normativas tipo USPAP (en Estados Unidos y América Latina) o RICS (en todo el mundo), es decir, que existe una regulación a pesar de todo. La existencia de estas normas (o el sentido común) hacen que los supuestos que se adoptan no sean cualquier cosa que se nos pase por la cabeza. Deben ser razonados y tienen que tener una lógica firme.

La verdad es que el valorador debería esforzarse en entender los aspectos derivados de la construcción, el urbanismo y el diseño arquitectónico que encierran un determinado proyecto y el tasador tiene que hacer un esfuerzo por entender la operativa, los flujos del negocio, si es que quieren ser buenos profesionales y llegar a análisis completos.

Yo creo (y he estado en ambos lados de la ecuación) que cada cual tiene su campo. En un proceso de compraventa de un activo es necesario hacer una tasación, como base de valor objetiva, pero también hacen falta muchas valoraciones, que comprendan diferentes supuestos y escenarios, de forma que un posible comprador sea capaz de entender los riesgos que conlleva la operación. Es muy enriquecedor profesionalmente verse envuelto en estos procesos y entender la dinámica de uno y otro aspecto de la profesión (que es la misma).

Uno concluye que la valoración de activos y la tasación de activos son "primas hermanas", que no acaban de llevarse bien pero no pueden estar mucho tiempo alejadas la una de la otra. Son las dos cara de la misma moneda. Son… Bueno, que me paso de poeta. Que son casi lo mismo, vamos.

jueves, 14 de abril de 2016

IPMS Residencial. Estándar de medición para edificios Residenciales.

Hace ya algún tiempo que hablamos de las normas estandar de medición para edificios de oficinas que había lanzado la IPMS en un intento de unificar y transparentar superficies de modo que un inversor o comprador sepa exactamente qué está comprando, ya que la forma de medir superficies para este tipo de edificios varía de país a país.

En ese momento os hablé de que esta misma organización, respaldada entre otros por el Banco Mundial, RICS, el Appraisal Institute (AI), la Asociación Española de Análisis del Valor (AEV) o ATASA entre otros, estaba preparando un documento similar referido a edificios de uso residencial. Actualmente este documento, que podéis descargar aquí, sigue en proceso de revisión y consulta, pero los grandes trazos del mecanismo no creo que varíen demasiado.

En cuanto al contenido técnico, es muy similar al que vimos para las oficinas pero, obviamente, adaptado a uso residencial. La lectura del documento es muy sencilla y viene apoyada por gran cantidad de gr{aficos (especialmente interesantes aquellos en los que se delimita la "superficie dominante" hasta o desde la cual hay que medir, que es muy clarificadora.

Insisto en que, si no es este documento, uno muy parecido al final acabará imponiéndose en el día a día de los tasadores. No por demandas de la ley, que siempre llega tarde, sino por requerimientos de los clientes (recordad que el dinero que hoy en día está llegando a España viene de países extranjeros). Tener un sistema reconocido mundialmente da seguridad a los inversores. Más nos vale estar preparados.

martes, 12 de abril de 2016