lunes, 2 de noviembre de 2015

Waze. O la historia de mis navegadores

La primera visita del día te lleva a una casa. De ahí, partes al otro lado de la ciudad a ver una nave y vuelves al centro a por otra propiedad. Almuerzas con un cliente y visitas una obra para acabar tu ronda en el estudio redactando informes. Te pasas el día de aquí para allá. Y aunque conoces bien tu área, la verdad es que no todas las direcciones te resultan familiares.

Yo empecé tasando con una guía de papel. El típico callejero. Pero no pasó mucho tiempo hasta que el "nerd" en mí se canso de lo analógico y empezó a buscar una solución digital. Por aquel entonces estaban en auge los dispositivos GPS (ha llovido desde entonces, lo sé) y así adquirí mi primer Tomtom Go. Era pequeñito (la pantalla era muy pequeña), era portátil, me costó una pasta a la que había que incluir las actualizaciones de los mapas y, la verdad, me encantaba. De las mejores compras que he hecho. De ahí pasé a mi segundo Tomtom, el cual todavía conservo. Más grande, también portátil y se le agotaba la batería en cuestión de segundos, de forma que había que tenerlo enchufado continuamente, pero me gustaba igual. Probé la versión Tomtom para iPhone, pero por aquel entonces, mi teléfono estaba ya obsoleto, así que utilizar un smartphone como navegador teniendo un navegador propio, me pareció inútil y por ello no me volví a preocupar. Además la versión completa era carísima.

Pero a mi llegada a Chile me encontré con un problema que no esperaba: las carreteras. Compré el mapa de Chile para Tomtom (no tan caro) pero se desactualizaba con una rapidez asombrosa (aquí las infraestructuras avanzan rápidamente y las actualizaciones de mapas no tanto) y además, en Santiago el sentido de las calles cambia dependiendo de la hora y del día de semana. Tomtom no tenía capacidad de incluir esos cambios. Y llegué a Waze.

Utilicé Waze en España una vez, cuando la aplicación empezó a funcionar, pero no me convenció porque por aquel entonces se limitaba a dibujar las carreteras según tú avanzabas por ellas, pero no te guiaba. No me servía. Lo descarté, pero al llegar a América latina resultó que todo el mundo lo utilizaba. Así que lo volví a instalar. Y, oh sorpresa, no solo tenía todas las carreteras actualizadas, sino que además, funcionaba mucho mejor que Tomtom.

No he vuelto a usar Tomtom.

Waze es gratis, actualizado al minuto porque se basa en la información que mandan los demás wazers (usuarios de Waze) y marca de forma asombrosamente exacta en el mapa donde está la policía, si hay un coche en la cuneta o la velocidad a la que se circula en un atasco. Funciona de perlas.

Waze se puede instalar en todas las plataformas móviles y accedes como un usuario, de forma que tu información de cuenta está en la nube y no tienes que configurarlo cada vez que cambias de móvil. Además, interactúa con tus otras aplicaciones: si tienes una cita en la Calle Velázquez, puedes navegar hasta allí sin tener que meter manualmente la dirección y para ir a casa de un amigo, simplemente busca entre tus contactos y te saca su dirección (si es que la tienes guardada en la agenda).

Además tiene todas las funciones de navegación de un navegador convencional, lo que incluye la navegación en etapas, lo que a nosotros los tasadores nos viene estupendo a la hora de tener que visitar varias propiedades. Antes de salir, se meten las direcciones de todas ordenadamente y durante el tour no tienes más que darle a la siguiente visita.

Como "contras" hay que mencionar que, de vez en cuando, te muestra algún anuncio publicitario que te ofrece llevarte a un Centro Comercial o alguna sala de cine, pero lo encuentro muy poco intrusivo y totalmente tolerable. Un buen precio a pagar por una aplicación tan completa.

¿Qué navegadores usáis vosotros? ¿O seguís con el callejero?

P.D.: No. Tampoco me han patrocinado este artículo. No hay manera.